martes, 15 de julio de 2008

La Caída de los Elfos

La Caída de los Elfos.
Una discusión sobre el Pecado Original en la Tierra Media desde la perspectiva cristiana


Introducción

Dice Joseph Pearce en “Tolkien. Hombre y Mito” que "Tolkien da por hecho, fuera de escena, un mundo caído en "pecado original" en su universo subcreado". Un poco antes dice "Sauron sedujo a muchos de los Hombres Mortales a desobedecer a Dios y a querer conquistar el Reino Bendecido (...) pues así ¡no morirían para siempre! Pero también sedujo a muchos Elfos a despreciar su longevidad y desear una suerte de paraíso terrenal (...).” Es decir, tanto Hombres como Elfos están sometidos cada uno a una especie de "naturaleza caída". El mismo autor indica que comentaristas como T. A. Shippey han interpretado que los Hombres llegan del Oeste huyendo de la Torre de Babel(1). Es decir, los Hombres ya han pasado su prueba en el Jardín del Edén y han fracasado, han heredado ya su pecado original. Pero ¿y los Elfos? ¿Cuándo se les puso a prueba?

Algún autor ha lanzado la discusión acerca de si la magia élfica no pudiera ser realmente un conjunto de habilidades "pre-edénicas" que el Hombre perdió. Según esto, los Elfos no habrían sufrido caída. Entonces, ¿cuál es el origen del mal en los elfos, de su orgullo y deseo de poder, si no hubo pecado original? Tolkien se esforzó tanto en hacer su historia tan coherente que hablar del mal sin pecado original resulta tan heterodoxo a su cristianismo como chocante.

Por tanto, la cuestión es ésta: ¿Cuál fue la prueba de los Elfos? ¿Cuál fue su “manzana”?


La Caída de los Hombres. El Marco.

La Caída de los hombres se encuentra narrada en 'el relato de Adanel'(2), donde se expone cómo los hombres, llamados a una “existencia eterna, más allá de Eä y más allá del Tiempo”, fueron manchados por la Sombra en su naturaleza, arrojándoles a una vida fugaz sobre la tierra, debatiéndose entre la aspiración a la eternidad y las bondades de lo terreno. Y cómo los hombres puede que sean, en palabras de Finrod: “no los seguidores, sino los herederos y culminadores de todo”, cuya razón de ser sea “curar la Mácula de Arda, ya prevista antes de su creación, y hacer aún más, como agentes de la magnificencia de Eru: agrandar la Música y superar la Visión del Mundo”.

Además de esta 'conversación' entre el elfo Finrod y la mujer Andreth, Tolkien escribió una reflexión que contiene unas interesantes notas del autor (aparte de las de Christopher Tolkien) y concluyen con la leyenda ancestral que los sabios cuentan sobre su sometimiento al Mal al principio de su existencia: cómo los Hombres aborrecieron la Voz para seguir a Morgoth.

Sin embargo, cuando Pearce comenta la seducción de los Hombres para conquistar el Reino Bendecido a fin de obtener la “inmortalidad”, se está refiriendo a los númenóreanos y al quebrantamiento de la Prohibición de los Valar: los Hombres no podían navegar hacia el Oeste, Valinor estaba vedada, tal y como se cuenta en la Akallabêth, contenida en El Silmarillion. Si bien Valinor no contiene en sí misma la inmortalidad que buscan, este frustrado intento de conquista expresa el gran ansia del hombre para Tolkien: superar la mortalidad. En el fondo, lo que quiere el hombre es encontrar un sentido, entender la razón de ser de su propia naturaleza “condenada a morir”. Como se sugiere en la conversación entre Andreth y Finrod, el hombre no estaba hecho para la muerte, sino que esa muerte (o, más bien, la vida sometida al padecimiento y al dolor) es consecuencia de una caída, de una Sombra.

El concepto de muerte y su relación con la caída de los Hombres es un tema interesante y profundo que exige un estudio específico. Basten estas breves líneas para enmarcar nuestro tema actual.


La Caída en la Creación

El primer gran "Pecado Original" del mundo de Tolkien proviene de la propia génesis: cuando Melkor, uno de los Valar que participan en la Canción de Ilúvatar, decide no hacer caso de la melodía(3) ofrecida por Ilúvatar, y por tres veces intenta salir del conjunto, ponerse por encima del resto y sofocar la otra melodía , esa rebeldía impregna toda la Creación. Cuando el mundo (Arda) se crea a partir de esa música, lleva consigo la semilla de ese mal que Melkor sembró: la Mácula de Arda. Y esa Mácula se deja sentir en toda la Creación, no sólo en los seres humanos. Es, digamos, un pecado original de toda la creación. Y se dice que, al final, el mundo, Arda Maculada (“Arda Hastaina”) será quebrado, y que al recrearlo, Arda Redimida (“Arda Envinyanta”) será mucho más bella de lo que nunca hubiera sido Arda Inmaculada (4), cumpliendo así los designios de Ilúvatar: “ningún tema puede tocarse que no tenga en mí su fuente más profunda, y que nadie puede alterar la música a mi pesar. Porque aquél que lo intente probará que es sólo mi instrumento para la creación de cosas más maravillosas todavía, que él no ha imaginado”(5).

El Catecismo de la Iglesia Católica también diferencia el mal físico y el mal moral en el mundo. El mal moral entró en el mundo por el pecado original (de los ángeles y de los hombres), pero el mal físico forma parte de la voluntad de Dios de crear un mundo "en estado de vía hacia su perfección última"(6) , lo que implica la desaparición de algunos seres, las destrucciones de la naturaleza (entendiendo que se refiere a las catástrofes naturales). El mal físico existirá hasta que la naturaleza haya alcanzado su perfección.


La Caída de los Valar

En el Quenta Silmarillion se narra que los Valar apresaron a Melkor con el fin de recobrar el dominio de Arda y librar a los Quendi de su sombra. Así, los Elfos recién nacidos en Cuiviénen no llegan a encontrarse con él en la Tierra Media(7) . Los Valar convocan a los Elfos a Valinor, para protegerles de “los peligros del mundo”(8). Y el propio Tolkien cuenta que “esta decisión fue causa de muchos daños que vinieron después”(9), en tanto que los Elfos se resistieron a seguir este mandato. Puede verse aquí una reelaboración del mito de Edén, pero al revés: los poderes angélicos convocan a los Elfos al Paraíso y éstos se resisten a ir o, como se verá luego, incluso escapan de él. En el fondo, puede interpretarse como una muestra de la rebeldía de los Elfos ante la voluntad de Eru.

También podría interpretarse que los Valar cometen un pequeño pecado, que también influye en el destino, al decidir llevarse consigo a los elfos, para evitarles sufrimientos. Esto acarrea belleza por un lado, pero también dolor.


La Caída de los Elfos

El orgullo de los elfos proviene, en última medida, de la Mácula, como todo el Mal. Pero muchos elfos lo fueron acrecentando por escuchar a Melkor, como el propio Fëanor. En todo caso, efectivamente, no "huyen de una sombra", como sí les ocurre a los Hombres, que nada más nacer cayeron bajo el dominio del Oscuro(10).

Se habla también de una corrupción de los Elfos; lo explica Tolkien en una carta(11): muchos elfos son "conservadores" en el peor sentido, "embalsamadores". Quieren seguir siendo inmortales y gozar de la beatitud de Valinor, pero a la vez no quieren abandonar la Tierra Media, donde son superiores. Los Tres Anillos son, precisamente, un medio de "congelar el tiempo", para evitar el Cambio, que saben que al final acabará llevándoselos a ellos también. Por eso Galadriel no puede ser perdonada hasta que acepta la “muerte” de su Anillo y vuelve al Oeste(12).

En el Quenta Silmarillion se narra el nacimiento de Fëanor y el desencadenamiento de Melkor(13). El perdón que ofrecen los Valar conlleva la liberación de Morgoth -así lo llamará Fëanor- con lo que, en Valinor, el Oscuro se relaciona con los Primeros Nacidos, odiando sobre todo a Curufinwë-Fëanor. Y vemos en éste, motivado por los sucesos provocados por Melkor, la primera opción por el mal de los Elfos: su Juramento(14), la matanza entre hermanos, el alzamiento de las armas contra los Teleri(15); y su consecuencia, la “expulsión del paraíso” de Valinor, la muerte por espada y por cansancio que profetizó Mandos y que supone el Hado de los Noldor(16) . Posiblemente sea éste el primer pecado, el pecado original: la naturaleza élfica deja el estado de justicia en el que estaba(17), abusando de su libertad, levantándose contra Dios (contra los Ainur) y pretendiendo alcanzar su propio fin al margen de Dios. Es curioso comprobar como la “Maldición de Mandos” también se hereda, como el pecado original.

El propio Tolkien, en la Carta 156 dice:

"Los Altos Elfos eran los exiliados del Reino Bendecido de los Dioses (después de su particular caída élfica propia) y no tenían «religión» (o prácticas religiosas, más bien), pues habían estado en manos de los dioses, que alababan y adoraban a Eru «el Único», Ilúvatar el Padre de Todos en el Monte de Aman".

Es interesante comentar el “agotamiento” de Míriel, madre de Fëanor, su deseo de librarse de los cuidados de la vida(18) (desoyendo a su marido que asegura que hay cura en Aman, que allí toda fatiga encuentra reposo(19) ), sería achacable a que "el alumbramiento del hijo consumió el espíritu y el cuerpo de Míriel"(20) . En cierto modo, y salvando las distancias, al contrario de María que es inmaculada por su Hijo, Míriel es maculada por Fëanor, responsable del primer pecado. Dicho por Tolkien, aunque quizá se pueda entender inversamente: "En las leyendas élficas hay registro del extraño caso de una mujer Elfo (Míriel, madre de Fëanor) que intentó morir, lo que tuvo desastrosos resultados que llevaron a la «Caída» de los Altos Elfos"(21). Es, por tanto, muy curioso comprobar cómo hay una nueva inversión de una realidad teológica: no hay una madre concebida sin pecado original preparada para dar a luz al Bien Encarnado, puesto que no hay encarnación; pero sí hay una madre consumida por el “pecado” de su hijo.


Conclusión

Mucho se puede decir aún sobre este tema. La conclusión queda abierta. Creemos que queda claro que Tolkien no quiso contradecir la teología católica en ninguno de sus puntos, por lo que la existencia del pecado original y su relación con la existencia del mal y la naturaleza caída no podía por menos que aparecer en su obra. No pretendemos en absoluto haber cerrado un tema. Antes bien, al contrario, creemos que se abre un nuevo campo con perspectivas de análisis muy interesantes.

No obstante, las interpretaciones quedan a cargo del lector.


Autor: Redacción final de Juan-Luis Valera a partir de los mensajes de la lista Tarwe(22), revisada en la II Mereth o Tarwendili. Estel 58

Notas:

01 Tolkien, hombre y mito. Joseph Pearce. Ed. Minotauro. Pág 97.
02 Incluido en el capítulo de la Athrabeth Finrod ah Andreth de El Anillo de Morgoth.
03 S,AIN:5-7
04 S,QS,24:42. También se trata este tema en el Athrabeth Finrod ah Andreth. En este relato, además, Finrod expresa una visión de Arda Redimida en relación con el sino de los hombres y de los elfos.
05 S,AIN:9
06 CEC 310: Pero ¿por qué Dios no creó un mundo tan perfecto que en él no pudiera existir ningún mal? En su poder Infinito, Dios podría siempre crear algo mejor (cf S. Tomás de A., s. th. I, 25, 6). Sin embargo, en su sabiduría y bondad Infinitas, Dios quiso libremente crear un mundo "en estado de vía" hacia su perfección última. Este devenir trae consigo en el designio de Dios, junto con la aparición de ciertos seres, la desaparición de otros; junto con lo más perfecto lo menos perfecto; junto con las construcciones de la naturaleza también las destrucciones. Por tanto, con el bien físico existe también el mal físico, mientras la creación no haya alcanzado su perfección (cf S. Tomás de A., s. gent. 3, 71).
07 S,QS,3:19-21
08 S,QS,3:24
09 S,QS,3:25
10 Athrabeth Finrod ah Andreth.
11 Carta 131 a Milton Waldman, pág. 180.
12 La corrupción de los Númenóreanos es de un orden distinto aunque tenga, en efecto, elementos de "querer ser como Dios": querer rechazar la muerte, que es el Don de Eru a los hombres.
13 S,QS,6:2-6,9-10; De Fëanor y el desencadenamiento de Melkor es el capítulo clave.
14 S,QS,9:26
15 S,QS,9:39-40
16 S,QS,9:42-43
17 Cf. Gn 3
18 S,QS,6:3
19 S,QS,6:4
20 S,QS,6:3
21 Carta 212, pág 334-335. Muy interesante también la nota a pie de página y el tema de la "no caída sin pre-Caída". Cf. tb. 'Notas sobre ciertas concepciones que aparecen en la historia de Finwë y Míriel', El Anillo de Morgoth, pág 307 y ss.
22 El grupo Tarwe ('cruz' en quenya) es la reunión de los aficionados a Tolkien que comparten con él su fe católica. Se comunican a través de una lista de correo electrónico en yahoogroups (tarwe-suscribe@yahoogroups.com), donde se comparten experiencias e inquietudes y se trabaja y se conversa sobre Tolkien y su fe. Además, los tarwendili comparten también sus oraciones e intenciones para las mismas y, cuando pueden, se reúnen para celebrar su fe y su afición profundizando más en Tolkien y en su vida cristiana.

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